La sociedad alemana de herpetología y terrariofilia (DGHT) es una entidad sin ánimo de lucro que vela por la protección del medio ambiente y el de la herpetofauna que lo habita. En la actualidad, dispone de más de 6.000 miembros asociados de diferentes países, números que la convierten en la asociación más grande del mundo de su naturaleza. Éxito que radica en su singularidad, ya que ésta además de estar comprometida con la protección e investigación de especies, también lo está con la terrariofilia; nutriéndose del conocimiento y las habilidades de sus aficionados y colaborando con las autoridades competentes en temas relacionados con el comercio de especies protegidas.

La DGHT promueve el conocimiento general en todas sus áreas de especialización (herpetología y terrariofilia) mediante la publicación de revistas,  la celebración de congresos anuales y la configuración de grupos de trabajo; actuando estos últimos como foro de intercambio de experiencias. Además, forma parte de una iniciativa tan única como necesaria, la conservación ciudadana (Citizen Conservation), que convierte a los ciudadanos en conservacionistas; concienciando, informando y motivando para “una contribución significativa a la conservación de la biodiversidad”.

El modelo anterior, comparte similitud con el de la Sociedad Herpetológica Valenciana (SO.HE.VA), pero no con el de la A.H.E, considerada por los propios herpetólogos como el colectivo herpetológico “oficial”. Cierto es que esta última ha demostrado en presentes iniciativas una voluntad de cambio, queriendo involucrar a los aficionados y profesionales de la terrariofilia en su proyecto SOS anfibios. Pese a ello, la participación de éstos, quizás por una nula tradición colaboracionista, no ha sido significativa.

Queda un largo camino por recorrer. La herpetología española debe tomar la decisión de si acepta o no la labor y valía de terrariófilos. Del mismo modo, los anteriores deben de estar a la altura de las circunstancias; demostrando su ejemplaridad y dejando en fuera de juego a pseudo aficionados que no estén comprometidos con una terrariofilia responsable. Si ambos colectivos acercan posturas, y se adopta un modelo integrador similar al alemán, unos y otros saldrían beneficiados y tambien los anfibios y reptiles.