Ahora más que nunca, aunque en el contexto de una ley que persigue todo lo contrario, se habla del bienestar de nuestros animales y en esto los terrariófilos creo que somos grandes pioneros.

Si bien la esencia básica de la terrariofilia es lograr esas condiciones perfectas para cualquier animal dentro de su terrario, siempre ha habido, y cada vez somos más, gente que quiere llevar esto a su máxima expresión en recintos exteriores que ya poco o nada tienen que envidiar a las instalaciones de grandes zoológicos o incluso al hábitat natural de nuestros animales.

Para ello necesitamos plantearnos una serie de cuestiones cuyas respuestas supondrán la configuración perfecta de un recinto exterior. Me centro en diferentes especies de tortugas de tierra porque es lo que ahora mismo me ocupa, pero realmente lo podemos extrapolar a cualquier tipo de animal que podamos mantener en cautividad. Estas son, para mí, las siete claves para configurar el recinto exterior PERFECTO para cualquier especie.

En primer lugar, debemos tener en cuenta la orientación del recinto, sobre todo si hablamos de especies “desérticas” que necesitarán grandes periodos de asoleamiento. Evidentemente, es muy importante que no lo situemos justo al norte de un gran obstáculo como puede ser un muro, talud o gran arboleda, ya que de este modo nuestros animales nunca obtendrían la radiación solar suficiente ni la temperatura y, aunque lo situemos bien, dependiendo de nuestra ubicación, podría incluso ser insuficiente en determinadas épocas del año, pero para esto también existen herramientas como veremos más adelante.

    Segunda clave; una vez tengamos clara la ubicación de nuestro recinto debemos tener claro cómo va a ser el cierre del mismo. Cuando mantenemos tortugas de tierra como testudo hermanni, horsfieldii, etc, o, especialmente, Centrochelys sulcata, el primer aspecto a tener en cuenta cuando vamos a cerrar el recinto es que estamos ante auténticas “tuneladoras”, con capacidad para fugarse bajo tierra con grandísima facilidad, de manera que no servirá que pongamos una bonita valla de madera como en cualquier jardín, sino que tendremos que enterrar parte de este cierre siendo recomendable soterrar al menos entre 10 y 20 cm que deberían ser más cuando hablamos de sulcatas adultas, sin duda, “el bulldocer” de las tortugas.

    Una vez tengamos cubiertas las fugas subterráneas, debemos pasar a la parte “aérea” del cierre, que podría perfectamente ser una pieza de malla electro soldada, parcialmente enterrada, que cubra las dos funciones o un muro con unos cimientos bien profundos, hay muchas maneras de hacerlo. La altura del cierre es muy recomendable que sea el doble de largo que la tortuga, ya que así evitaremos fugas cuando se suban unas encima de otras, que ocurre mucho. Por otra parte, también es muy recomendable coronar el cierre con una superficie horizontal o inclinada hacia el interior del recinto para evitar que se puedan agarrar al borde en el caso de que consiguiesen llegar a él.

    Para las zonas en la que pudiesen existir roedores es muy recomendable hacer un cierre 360º, para evitar la entrada de los mismos y la posible depredación de nuestros quelonios. Esto se haría en forma de jaula semienterrada.

    En tercer lugar, me parece interesantísima la posibilidad que nos brinda un buen recinto exterior de tener comida 100% natural a disposición de nuestras tortugas, durante todo el tiempo que nosotros queramos. Tenemos múltiples posibilidades, desde césped, grama o múltiples preparados de semillas que se pueden encontrar en tiendas como, por ejemplo, www.comidaparatortugas.com que incluyen multitud de especies vegetales aptas para el consumo de cualquier tortuga herbívora u omnívora. Podemos plantar la mayor parte, por ejemplo, con grama o césped y hacer pequeñas parcelas con semillas variadas de manera que podamos gestionar un poco cuando y a qué tienen acceso, cosa que supone un grandísimo descanso a la hora de irnos unos días de viaje (comida fresca disponible 24h y 365 días al año).

    En cuarto lugar, lo que jamás puede faltar en nuestros recintos, es el agua, agua limpia disponible para nuestras tortugas, aunque las veamos beber (en el caso de algunas testudo) una vez cada dos años. Es muy común usar grandes platos de jardinera, por su baja altura, semienterrados de manera que puedan entrar y salir fácilmente para beber o bañarse completamente. Un elemento que siempre me ayuda y considero muy útil, sobre todo cuando el calor del verano es demasiado intenso, es la tolva de agua que se utiliza para otras especies como las gallinas o los roedores, las hay realmente grandes y si las colocamos en una zona de sombra podremos estar tranquilos en este aspecto.

    La quinta clave de la que os voy a hablar son los refugios. Los reptiles en general necesitan un lugar en el que sentirse seguros y el caso de las tortugas no es nada diferente, al contrario, es especialmente importante, cuando una tortuga se estresa, busca refugio y si no lo encuentra, no saldrá nada bueno de esta circunstancia ya que el estrés irá en aumento; pudiendo suponer enfermedad o, incluso, la muerte del animal. Así que procuraremos configurar el recinto de manera que haya refugios en diferentes lugares o barreras visuales, como pueden ser grandes piedras que las oculten de nuestra vista o de la de sus congéneres, todos necesitamos intimidad.

    Esto no es otra cosa que enriquecimiento ambiental, un refugio puede ser media maceta enterrada a modo de cueva, un arbusto frondoso o simplemente una zona angosta entre dos grandes piedras o paredes. Cuando vivimos en zonas muy frías o, sobre todo, si mantenemos especies de climas cálidos se hace obligatorio el hecho de configurar una caseta con calefacción todo el año, para que nuestros animales siempre dispongan de un lugar con la temperatura óptima. Aquí recomiendo invertir un poco en aislamiento para ahorrar mucho en electricidad. El reciclaje juega un buen papel, un congelador viejo que ya no funciona es la caseta perfecta para unas Stigmochelys pardalis simplemente añadiendo una cortina térmica, una bombilla cerámica y un termostato; menos de 30 euros invertidos y un refugio 100% eficaz.

    En sexto lugar tenemos que hablar de la importancia de las zonas de sombra. No todo va a ser sol, las zonas con sombra y bien ventiladas juegan un papel importantísimo en la termorregulación de los quelonios, ya que cuando alcancen su temperatura ideal buscarán cubrir sus necesidades alimenticias, de hidratación y, por último, irse a algún lugar en el que el sol no las abrase. Les gusta el calor, pero en verano no querrán “cocinarse” a fuego lento. Si tenemos unas buenas sombras, bajo arbustos, redes miméticas o mallas de sombreo, veremos a nuestras tortugas mucho más activas y durante mucho más tiempo ya que de este modo podrán tener una termorregulación más estable y no irán corriendo a esconderse  bajo tierra para escapar del calor.

    La última clave es el uso de invernaderos. Es facilísimo construir uno o adquirirlo ya hecho. Cuando vivimos en algunas zonas del mediterráneo o en lugares como las islas Canarias, no tiene demasiado sentido su empleo, pero cuando mantenemos, sobre todo, especies de climas cálidos en lugares de clima templado o incluso frío, podremos brindarles zonas exteriores con la gran ventaja de disponer luz natural y calefacción totalmente GRATIS, ya que un invernadero en un día frío de invierno bien soleado, puede alcanzar fácilmente los 30 grados de temperatura sin necesidad de gastar un solo céntimo en electricidad. Durante mi experiencia con S. pardalis, he visto como en días con temperaturas máximas inferiores a los 12 grados, las tortugas se termo regulaban en el interior del invernadero y salían a pastar por el recinto sin ningún tipo de reparo. Sin duda el invernadero es un grandísimo aliado para los recintos exteriores y nos regala unos animales activos y saludables durante todo el año.

    Siempre existe la posibilidad de implementar mejoras en nuestras instalaciones, pero te aseguro que, si analizas bien la especie que mantienes, sus necesidades en cuanto a temperatura, espacio y comportamiento teniendo en cuenta estas siete claves y aplicando un poco el sentido común, podrás disfrutar de tus animales en unas condiciones perfectas todo el año. Nuestros animales nos enseñan lo que necesitan con cada gesto, con cada actitud y con cada comportamiento anómalo, solo debemos observar, reflexionar y seguir observando para no dejar de aprender y lograr la excelencia en su mantenimiento.

    Conoce más sobre el mantenimiento de tortugas terrestres y sobre la actualidad terrariófila en el canal de youtube del autor.