Hasta la fecha se disponía de evaluaciones globales (sobre el riesgo de extinción) para aves, mamíferos y anfibios, pero no para los reptiles y por ello se han omitido de los análisis de priorización de la conservación que abarcan otros tetrápodos. Pero el reciente estudio, publicado en la revista Nature (27 de abril), demuestra que su conservación es prioritaria, y que requiere de nuevas estrategias, al concluir que un 21 %  de la clase Reptilia se encuentra en riesgo de extinción, porcentaje muy superior al de las aves que es de un 13,6%.

Para su elaboración, se estudiaron más de 10.000 especies (utilizando los criterios de la Lista Roja de la UICN, con aportes de 961 científicos) obteniendo una información limitada en un 14, 8% de los casos. Datos que, según sus autores, sugieren que “la proporción de reptiles en peligro de extinción oscila entre el 18,0 % (suponiendo que ninguna especie con datos insuficientes esté amenazada) y el 32,8 % (suponiendo que todas las especies con datos insuficientes estén amenazadas)”.

El 57,9 % de las tortugas está en peligro de extinción.

Los autores destacan que la expansión agrícola, el desarrollo urbano y la tala son factores que aumentan el riesgo de extinción de los reptiles (principalmente para lagartos, serpientes y anfisbenios) y que también lo son la caza (para cocodrilos y tortugas), las enfermedades emergentes y las especies invasoras. Y mencionan que las especies más amenazadas se concentran en el sureste de Asia, África occidental, el norte de Madagascar, los Andes del norte y el Caribe.

Los autores reconocen que los esfuerzos para conservar a mamíferos y anfibios pueden beneficiar también a más de un millar de especies de reptiles. Y hacen hincapié en que las políticas y prácticas de conservación, deben detener la explotación insostenible, frenar la propagación de enfermedades y erradicar los mamíferos introducidos (principalmente en islas) para evitar que muchas más especies se vean amenazadas.