Cuando hablamos de hacer algo de forma responsable ese enfoque subjetivo puede ser muy distinto entre las diferentes personas. En el caso de la terrariofilia pasa lo mismo, pero es muy importante que los aficionados lleguemos a consensos sobre cómo hacer las cosas, ya que no debemos de olvidar que estamos trabajando con animales y el respeto hacia ellos ha de ser lo primero en nuestro hobby.

¿Qué entiendo yo por terrariofilia? Para mi es el hecho de aprender, día a día, sobre aquellos seres vivos que habitan un pedacito de ecosistema que nosotros hemos creado. Es mágico ver desde nuestro sofá un terrario decorado en base a un hábitat determinado y poblado por alguna especie de animal que nos apasione. Y también los es, poder observar los diferentes comportamientos naturales de un animal que únicamente podríamos ver si viajásemos miles de kilómetros y tuviésemos la suerte de encontrarlo. Pese a ello, el hecho de que todo sea fácil y accesible consigue, en ocasiones, que dejemos de lado la base de nuestra pasión por los animales y tendamos al “coleccionismo”.

Terrario para Uromastix del autor.

Hace años la meta del hobby era mantener con vida a los animales, eran tiempos precarios, sin información, sin internet y sin prácticamente medios. Por suerte, vivimos una época diferente donde tenemos a nuestro alcance todo lo necesario para ofrecer una vida plena en cautividad a nuestros animales y para disfrutar y aprender de ellos día a día. Y siendo capaces de aplicar estas evoluciones de la terrariofilia podremos defender nuestra pasión con hechos y no solo con palabras. No creo que me equivoque si afirmo que una terrariofilia responsable se defiende por sí misma, ya que unas instalaciones que inviten a su observación, y al aprendizaje,  es lo más bonito que podemos ofrecer a quienes no nos entienden.

En nuestro hobby podemos diferenciar muchísimas metodologías diferentes de mantenimiento, todas ellas con sus pros y contras, y adaptables a diferentes situaciones, pero lo que nos aglutina a la masa mayoritaria (que tenemos esta pasión dentro) es la terrariofilia, y creo que debemos llevarla por bandera siempre. Porque nuestra afición es un arma fuerte, con la que podemos divulgar el comportamiento de unos seres vivos que muchos desconocen.

Instalaciones del autor.

Tenemos un “museo” vivo en nuestras manos, un museo que debemos cuidar y alimentar día tras día para que, sobre todo, las nuevas generaciones aprendan a respetar y apreciar lo que es el medio natural y los animales que lo conforman. Por ello, la meta de la terrariofilia no puede ser únicamente reproducir un animal para tener un rédito económico, sino que nuestros terrarios tienen que servir, además, como herramientas didácticas y ser capaces de enseñar por sí solos. Recuerdo, cómo anécdota, lo que un buen amigo me dijo una vez; “esta afición vuestra es como ver un documental pero en directo, me asomo al terrario y entre su olor, su húmedad y su enriquecimiento ambiental parece que esté en la selva”. Y de eso se trata.

También, las ferias u otros puntos de encuentro, los grupos en redes sociales (como Gekkonia), las charlas y un largo etc… son algo que necesitamos reforzar, y mucho, en nuestro país. No quiero ni voy a comparar nuestra afición con la de otros países de Europa, pero sí creo que tanto ferias como charlas se deberían de profesionalizar más y, estas últimas, ser de forma más habitual, aunque reconozco que no es tarea fácil organizar estos eventos. Debemos darle un valor mucho más grande a la terrariofilia y somos nosotros (aficionados y profesionales) quienes debemos de trabajar día a día para que así sea.

Es importante, en el punto que nos encontramos actualmente en España, que no es nada positivo, que todos y cada uno de nosotros reflexionemos y pensemos que queremos para nuestro hobby, si algo colectivo y bueno para todos, o simplemente refugiarnos en nuestro individualismo. Yo lo tengo claro, esto es de todos y para todos y por ello debemos, en estos momentos complicados, dar el 200%. No sirve de nada esconderse ni la “clandestinidad”, hay que estar orgullosos de nuestra afición y ser capaces de demostrar lo que es la terrariofilia y hacerlo siempre desde el buen hacer y el trabajo sano con los animales.