En este artículo vamos a tratar todo lo relacionado con la reproducción del género Phelsuma. Toda la información aquí descrita está basada en experiencias que hemos tenido con las distintas especies del género y la compartimos con el fin de orientar y ayudar en la etapa más compleja de su mantenimiento en cautividad.
Existen varias fichas de mantenimiento de algunas especies concretas, pero consideramos que el contenido de este artículo puede aplicarse a todas las especies en general, dado que los requerimientos y características propias de cada especie son muy similares.
Sexado de ejemplares.
Una premisa tan evidente como disponer de un macho y una hembra para intentar su reproducción se ha convertido en uno de los inconvenientes más típicos en el mundo de los Phelsumas.
En los phelsumas el dimorfismo sexual es mínimo y la coloración no siempre permite diferenciar los sexos como ocurre en la mayoría de especies de lagartos. Por norma general, los machos adultos marcan dos elementos en la base de la cola inexistentes en las hembras: los hemipenes y los poros femorales.
Poder identificar un macho por el marcado de los hemipenes no es fácil y no es tan evidente como en otras especies de saurios, por lo que no lo consideramos un método fiable. Estos abultamientos pueden verse en ejemplares adultos pero no siempre se pueden ver con claridad.
En cuanto a los poros femorales, se trata de una hilera de escamas pre-anales en forma de “V” invertida, suele presentar una coloración, forma y tamaño distinto al resto de escamas de la zona y a los pocos meses de edad es visible a simple vista. Estos poros femorales son visibles tanto en los machos como en las hembras.

Detalle de los poros femorales de un ejemplar macho de Phelsuma madagascariensis grandis, se observa claramente la hilera de escamas de distinto color y en forma de “V” invertida. Imagen de Jennifer Womble

Detalle de los poros femorales de una hembra de Phelsuma madagascariensis grandis, se trata de la hilera de separación justo en el límite del cambio de coloración. Imagen de Christophe Aubin
A continuación veremos cómo podemos identificar el sexo de los Phelsumas mediante la observación de los poros femorales, algo que no siempre es evidente a simple vista pero el uso de ampliación de imágenes fotográficas o una lupa de aumentos puede facilitar mucho la observación.
Factores clave en los poros femorales para el sexado de Phelsumas.
Perforación de los poros femorales.
Todos los machos de Phelsuma presentan perforaciones en la hilera de poros femorales, sin excepción. Estas perforaciones o agujeros son visibles a partir de los 3 o 4 meses mediante una lupa. La única excepción a esta regla está en las hembras de Phelsuma madagascariensis grandis, algunas de ellas pueden presentar perforaciones cuando son adultas, algo que puede confundir y dificultar el sexado.
En las otras especies, que sepamos, no existen casos de hembras que tengan los poros femorales perforados. Inicialmente las perforaciones son simples puntos de color oscuro y a medida que el ejemplar va creciendo el agujero se va dilatando hasta ocupar el 90% de la superficie de la escama. Normalmente, al año de edad se ha alcanzado el tamaño máximo de la perforación del poro.

En el centro de la imagen se puede apreciar el detalle de las perforaciones en la hilera de poros femorales de una hembra de Phelsuma madagascariensis grandis. Imagen de Konrad Dybał
Segregaciones de los poros femorales.
Solo los machos adultos presentan segregaciones que surgen del interior de los poros femorales. Esta sustancia de textura cerosa y forma cilíndrica nunca puede observarse en hembras, sin excepción. Y puede apreciarse, en ocasiones a simple vista, a partir de los 9 meses de edad.

Detalle de las segregaciones del interior de los poros femorales de un macho de Phelsuma guimbeaui, en este caso se aprecia los cilindros cerosos que sobresalen de cinco poros. Imagen de Matthew Schaefer
Particularidades de la coloración en algunas especies de Phelsuma.
Phelsuma ornata: En esta especie los machos presentan una mayor intensidad de coloración verde, roja y azulada en el lomo en comparación con las hembras.
Phelsuma quadriocellata: Mayor presencia de pigmentación roja en el lomo y coloración azul alrededor de los ocelos negros, que además suelen ser de mayor tamaño en los machos
Phelsuma klemmeri: En esta especie todos los machos adultos presentan coloración amarilla en la hilera de poros femorales, en hembras no se aprecia ningún cambio de coloración en la misma zona.
Phelsuma modesta: Carencia de coloración verde, roja y azulada en las hembras adultas.
Phelsuma guimbeaui: En esta especie el cambio de coloración se da por la edad de los ejemplares, todos nacen con coloración gris y al medio año sufren un cambio radical hacia la espectacular coloración de los adultos, totalmente distinta.

Preparación para la reproducción.
El éxito en la reproducción dependerá en gran parte de una correcta preparación. Nuestros Phelsumas necesitarán llegar al inicio de la época reproductiva en óptimas condiciones físicas y nosotros debemos controlar y ofrecer el mejor entorno y parámetros para reproducir las condiciones naturales de su ciclo reproductivo.
Si se dispone de espacio y terrarios suficientes se puede optar per separar los machos de las hembras a partir de otoño y hasta finales de invierno.

Unos días antes de volver a juntarlos es interesante permitir el contacto visual entre ellos. Siempre es preferible introducir el macho en el territorio de la hembra, de este modo podemos minimizar la agresividad inicial del cortejo. Otra opción es proporcionar varios escondites donde se puedan refugiar en caso de hostilidades. En el caso de ejemplares juveniles o subadultos hemos de evitar juntar Phelsumas de distintos tamaños o bien ejemplares adultos con otros que todavía no lo son.
Uno de los factores clave de toda la preparación es la iluminación, en concreto el fotoperiodo. Éste será vital para orientar a nuestros Phelsumas en la época del año en la que se encuentran, para ello una progresión gradual en la duración de los días será la mejor ayuda para reproducir su ciclo natural. En paralelo a ello, una iluminación con una radiación UVB y UVA de calidad será esencial para mejorar el comportamiento reproductivo de los ejemplares, estos niveles de radiación afectan la composición química de los tejidos de la piel de modo que pueden mejorar la pigmentación hacia colores más brillantes, un factor clave en la estimulación visual y el éxito reproductivo.

El aumento de temperatura también debe ser gradual a medida que nos adentramos en la época reproductora y debe ser la adecuada según las necesidades de cada especie. En referencia a una preparación óptima es necesario que los ejemplares perciban una bajada de temperatura durante el invierno, este cambio en el metabolismo ayudará en la orientación de los tiempos durante el ciclo reproductivo.
La reproducción de los Phelsumas.
Por lo general no es fácil poder ver las cópulas entre Phelsumas y es más fácil darse cuenta que han iniciado la época reproductiva por la primera puesta de huevos o bien por notar la formación de los mismos en el vientre de la hembra.

En el caso de los ejemplares nacidos en cautividad esto ocurre a inicios de primavera y finaliza en los últimos meses de verano. Si hablamos de ejemplares importados dependerá del lugar de procedencia, muy a menudo las importaciones coinciden con la época reproductiva y las hembras llegan en plena ovulación, algo nada bueno para una correcta cuarentena y posterior aclimatación.
Llegados a este punto hay que estar muy atentos al posible incremento de las necesidades de calcio de las hembras, por ello deben tener disponible un suministro continuo durante toda la época de cría y renovar la iluminación uvb, que es la que permite la asimilación y fijación del calcio.

Las parejas reproductoras deben ser de la misma especie y edad. Si no tienen la misma edad y podemos elegir siempre será mejor que el macho sea de menor edad que la hembra. El mejor momento para juntar una pareja no es en la época reproductiva, es en invierno porque es cuando el macho acosa menos a la hembra mostrando una menor agresividad. La mejor edad para formar parejas suele ser cuando son ejemplares subadultos (de seis a diez meses de edad).
Habitualmente hablamos de parejas reproductoras pero en algunos casos pueden darse tríos reproductores, todo dependerá de la tolerancia entre las hembras, este comportamiento dependerá del espacio del que se disponga y del carácter territorial de cada ejemplar, por ello la observación de su comportamiento será primordial. El momento de la alimentación suele ser uno de los más comprometidos y un modo de evitar disputas entre los integrantes del grupo o pareja puede ser disponer de varios comederos y alimentarlos a todos simultáneamente, de este modo evitamos demostraciones de fuerza y jerarquía durante las comidas.

Ejemplares juveniles de Phelsuma quadriocellata lamiendo polen liofilizado de un mismo sitio, a menudo la tolerancia es mayor en ejemplares que han crecido juntos compartiendo un mismo terrario.
La decoración del terrario ha de mantener un equilibrio entre dos factores de intereses opuestos pero igual de importantes:
- Ofrecer seguridad, movilidad y lugares de puestas a nuestros Phelsumas: El terrario debe ser considerado como su hogar, han de sentirse seguros en él por lo que deberá disponer de algún sitio donde poder esconderse de nosotros o entre ellos. En términos de movilidad éste debe disponer de vías por donde puedan moverse sin resbalar, de elementos de decoración rugosos para facilitar la muda y plantas capaces de aguantar su peso y que retengan o aumenten la humedad. Las hembras deben disponer de zonas donde poder pegar los huevos que no sea el cristal, por ejemplo las cañas huecas sujetadas con ventosas en la parte superior son una muy buena solución.

- Funcionalidad en el mantenimiento y espacio para la manipulación: Por lo general todos los Phelsumas son propensos a estresarse en su manipulación, es por eso que la decoración tiene que estar dispuesta de modo que cualquier invasión en el terrario por nuestra parte sea lo más rápida y breve posible, los distintos elementos deben molestar lo mínimo posible cuando tengamos que limpiar o abastecer de agua y comida. En nuestra opinión todos los elementos deberían ser movibles para poder vaciar el terrario del todo para su limpieza, por ello evitamos fondos de terrario fijos o planchas de corcho laterales.
Las puestas de huevos suelen ser de dos huevos pegados entre sí pero también pueden ser de un único huevo o bien una puesta de dos huevos separados en distintos lugares. Durante los primeros minutos los huevos son blandos y muy pegajosos. Si los huevos endurecen, se mantienen blancos y mantienen una forma ovalada querrá decir que están fecundados. A menudo en hembras primerizas o en las primeras puestas de la temporada se dan puestas infértiles.

Huevos fecundados de Phelsuma laticauda fijados en la hoja de una planta. Imagen de Joshua Pendley
Los huevos no deben ser despegados de la superficie donde hayan sido pegados dado que el riesgo de rotura es alto, lo ideal es que sean pegados en elementos movibles del terrario tales como plantas, recipientes o bien cañas de bambú huecas. De este modo podemos moverlos a una incubadora o a otro terrario minimizando los riesgos de ser devorados al nacer, algo común en muchas especies de este género.

Cañas de bambú recortadas y huecas con una entrada central. Mediante bridas se pueden sujetar unas ventosas que nos servirán para poder pegarlas en el cristal del terrario.

Otra opción es usar tubos de plástico transparente de distintos tamaños para poder visualizar los huevos más fácilmente. Este tipo de cañas cuesta más que las usen al principio pero son una opción válida en hembras que ya han usado cañas opacas durante varios meses.
Puede darse que los huevos se despeguen sin romperse la cáscara y los encontremos en el suelo del terrario, en este caso marcaremos con una “x” la parte superior del huevo para saber la posición inicial en que fue puesto.
Algunas veces puede ocurrir que solo uno de los dos huevos eclosione de modo natural y el otro huevo se retrase un día más. Si pasado un día vemos que sigue sin romperse el cascaron podemos ayudar a eclosionar rompiendo con mucho cuidado la cáscara.

Cría recién eclosionada de Phelsuma klemmeri, en este caso el huevo de la izquierda permanece con el embrión en su interior. Pueden eclosionar simultáneamente o bien con una diferencia de varias horas. En especies tan pequeñas si no han pasado más de 24 horas la mejor opción es esperar a un nacimiento natural sin nuestra ayuda.
Si no hemos podido quitar los huevos del terrario hemos de estar muy atentos al momento del nacimiento, suele darse alrededor de los dos meses (entre 55 y 65 días) y justo después de nacer hemos de intentar separar las crías a otro terrario por precaución. Los días antes del nacimiento podemos alimentar más de lo normal a los reproductores, de este modo podemos disminuir los intentos de captura de los padres por instinto de alimentación.
Durante los primeros momentos de vida las crías mudaran de piel por lo que necesitaran disponer de un gradiente de humedad suficiente. La temperatura debe ser la misma que se usa para los ejemplares adultos pero han de tener opción de autorregularse de modo que tengan una zona más templada y otra más caliente.
El alimento ha de ser lo suficientemente pequeño para poder ser digerido por las crías, espolvoreado con vitaminas y calcio. La frecuencia en su alimentación durante sus primeras semanas debe ser diaria. El uso de tuppers para ellos no es una buena opción dado que necesitan una buena ventilación y radiación uvb, la carencia de esta radiación se podrá observar a las pocas semanas mediante una cola en zig-zag en lugar de verse recta.
En el terrario de crecimiento se debe evitar juntar phelsumas de tamaño muy distinto, hablamos de una diferencia de mes y medio como máximo, los ejemplares más grandes pueden mostrar signos de territorialidad hacia los más pequeños generando un estrés que no permita el normal crecimiento.
El crecimiento de los ejemplares juveniles está muy supeditado a la temperatura, el ritmo de crecimiento de las crías nacidas en los meses más calurosos es notablemente superior a las nacidas en meses con temperaturas más frías.
La ventilación y la humedad han de ser una constante durante todo el ciclo de vida de los Phelsumas y no se debe olvidar en la época reproductiva.
Otro factor a tener muy en cuenta es la alimentación. Ésta debe satisfacer a su demanda, ser adecuada a su tamaño y estar enriquecida con vitaminas específicas para geckos diurnos, pero sobretodo que sea lo más variada posible.
Por último, nuestro mejor consejo será el más difícil de aplicar, el sentido común en todas las situaciones. Se debe priorizar el bienestar de nuestros gecos y ante la duda informarse correctamente.