Lygodactylus Conraui, es una increíble especie recién llegada al mundo de los aficionados a los gecos diurnos que anteriormente no se encontraba en cautividad.
Aunque su distribución no es precisa se tiene constancia de poblaciones en Camerún, Guinea Ecuatorial, Costa de Marfil, Ghana, Togo y en República de Benín.
Esta especie no se encuentra incluida dentro de ninguna categoría de especie protegida y su comercio en el ámbito internacional no está sujeto a restricciones de CITES.
El dimorfismo sexual entre macho y hembra es evidente en dos aspectos diferenciadores claros: uno es mediante la coloración azul del dorso de los machos y el otro es la coloración amarilla de los poros femorales (también en machos).

Las hembras carecen de coloración azulada y en ejemplares jóvenes o estresados tampoco se aprecia. La coloración verde del lomo de las hembras termina justo después de la línea marcada por los lunares blancos, en los machos la coloración verde o azul llega hasta la barriga. Otro aspecto diferenciador son los poros femorales, los ejemplares adultos marcan únicamente cuatro escamas o poros con abundantes secreciones de cera. Los abultamientos de los hemipenes también se pueden apreciar a simple vista.

Su mantenimiento en cautividad no es complejo y si tenéis experiencia previa en otras especies de Lygodactylus tenéis mucho ganado. Tras dos temporadas de cría observando y aprendiendo sobre sus cuidados hemos podido evaluar y obtener varias conclusiones. La principal dificultad para los más principiantes será sin duda su manipulación, el hecho de tratarse de un gecko tan pequeño y de rápidos movimientos obliga a tomar muchas precauciones en cualquier acción que requiera su manipulación, las medidas de seguridad en el terrario han de ser elevadas para evitar cualquier fuga, debe quedar bien sellado, como en otros Lygodactylus no aconsejamos intentar cogerlos en ningún caso.

Las crías recién nacidas son extremadamente delicadas y no deben ser sujetadas. Su manipulación debe ser muy cuidadosa, hay que dejar que se suba a nuestros dedos con la ayuda de un bastoncito de algodón y sin presionar sobre su cuerpo lo más mínimo
Como ventajas y aspectos más positivos de Lygodactylus Conraui destacamos:
- Rápida adaptación, tanto a nuestro clima (instalaciones de interior) como a un terrario nuevo.
- Aceptación de mucha variedad de artrópodos; grillos de tamaño micro (tamaño uno o cero sobre 5), las tres especies de drosophila más comunes, colémbolo y cochinilla. También aceptan alimento en polvo como puede ser “day geckofood” aunque no todos los ejemplares sienten la misma atracción por este tipo de alimentación.
- Las crías recién nacidas pueden convivir con los reproductores durante sus primeros días, este hecho aumenta el índice de supervivencia notablemente.
- La convivencia entre ejemplares juveniles es posible durante al menos los dos primeros meses sin indicios de agresividad entre ellos.
- Posibilidad de convivencia en tríos. Inicialmente los pocos que compartían información sobre su mantenimiento decían que solo iba bien mantener esta especie en parejas, en nuestro caso hemos probado la introducción de una segunda hembra joven en dos terrarios distintos con parejas reproductoras adultas en plena época de cría y en ninguno de los dos grupos hemos tenido ningún incidente. Bajo nuestra corta experiencia con esta especie podemos afirmar que de momento la convivencia en tríos ha sido posible sin indicios de peleas entre hembras, pese a ello creemos que lo ideal es mantenerlos en parejas.
Su alimentación es frugívora e insectívora, debe ser complementada con vitaminas y como en todos los geckos que ponen huevos de cáscara dura necesitaran un aporte medio-alto de calcio, sobretodo en época de cría. Las presas deben ser adecuadas a su tamaño dado que toleran gran variedad de insectos y cabe resaltar la voracidad que muestran, no dudan en capturar presas grandes y es por eso que hay que evitar proporcionar insectos de tamaño grande para facilitar una mejor digestión y asimilación de todos los nutrientes. Su agilidad e instinto depredador los hacen capaces de cazar insectos rápidos y alados, un espectáculo sin ninguna duda.

Los requerimientos de espacio son parecidos a los de sus primos más conocidos (Lygodactylus Williamsi), en nuestro caso hemos usado terrarios de 30x30x40 para ubicar una única pareja. La humedad relativa debe ser como mínimo del 55% y hasta un 75%, siempre deben disponer de un recipiente con agua donde puedan hidratarse, a su vez merece una mención especial el hecho de disponer de una buena ventilación en el terrario.
En nuestro caso la temperatura ambiental diurna oscila entre 25º – 30º C en verano y de 23º – 28º C en invierno, la temperatura nocturna alrededor de los 20º – 23º C. Puntualmente pueden soportar temperaturas superiores a los 30º C. Según la experiencia de un criador alemán su pareja adulta ha soportado temperaturas nocturnas en invierno de hasta 18º C. En su hábitat natural existen dos temporadas diferenciadas, una más lluviosa y fría (Junio a Octubre) y otra seca y más cálida (Noviembre a Febrero).
La iluminación debe ser de tipo UVB y cambiada regularmente. Si la temperatura ambiente no cubre sus necesidades un spot de calor puede ayudar a autorregular su temperatura; colocando varias ramas a distintas distancias del spot. En cuanto a decoración agradecen un terrario bien plantado y el uso de bambús en posición vertical y horizontal.
La reproducción de esta especie en cautividad ha resultado menos complicada que en otras subespecies del mismo género. Las únicas dificultades han sido: localizar las puestas, evitar la fuga de las minúsculas crías y el aumento de mortalidad de las crías en la época más fría del año.
Tras varias cópulas a plena luz del día la hembra gana volumen en el abdomen y es fácil prever una futura puesta. Del mismo modo que los Lygodactylus Williamsi tienen preferencia por adherir los huevos en sitios escondidos y de difícil acceso. En nuestros terrarios L. conraui siempre depositan sus huevos en las hojas de las plantas o bien en el cristal. Siempre han sido puestas de dos huevos pegados o separados; aunque muy juntos uno del otro. No recomendamos intentar despegar los huevos del cristal dado que, con toda seguridad, se romperían al intentarlo (son huevos de cáscara dura).

Las hembras hacen puestas regulares cada 19 – 26 días. En nuestra primera temporada de cría, de momento la pareja que lleva más puestas ha hecho 9 de dos huevos cada una. Y el índice de eclosiones ha sido alto durante la época más calurosa (88%) y más bajo durante los meses más fríos (62%). Curiosamente los huevos que no han eclosionado estaban fecundados, aparentemente igual de desarrollados y pegados a otros huevos de la misma puesta que si han eclosionado.
A medida que avanza la incubación la tonalidad de los huevos varía de rosáceo a un blanco más opaco, nuestras estadísticas nos han dado una media de 72 días durante los meses de Abril a Junio y de 68 días durante los meses de Julio y Agosto; ambos datos calculados a temperatura ambiente dentro del propio terrario de los reproductores.
Durante los primeros días, las crías se alimentan de colémbolo o drosophila pequeña, es importante que tengan disponible y accesible una pequeña tarrina con polvos secos de Day Gecko Food y otra con calcio en polvo. Tras dos o tres semanas recomendamos separar las crías de sus progenitores. La edad para poder sexar a las crías depende del crecimiento, y la alimentación recibida, pero suele rondar los dos o tres meses como mínimo.