El comercio de fauna y flora puede beneficiar a las poblaciones silvestres y a sus hábitats, pero puede provocar la pérdida de biodiversidad si no se regula de manera efectiva, según un nuevo informe de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), presentado durante la 19ª Conferencia de las Partes.

El informe brindó información sobre el comercio mundial de animales y plantas regulado por el tratado, y destacó una serie de impactos positivos y negativos en especies comercializadas, no comercializadas y su hábitat.

El aumento de poblaciones silvestres de especies comercializadas a través de un comercio legal regulado, fue el tipo de impacto positivo más documentado para los taxones estudiados. Aumento frecuentemente asociado a una recuperación de un declive anterior impulsado por la captura y el comercio no regulado u otros factores. De esta manera, el comercio legal no únicamente ha demostrado ser un gran éxito comercial, sino también de conservación, con poblaciones que se han recuperado hasta tal punto que ahora están clasificadas en la Lista Roja de la UICN como ‘Preocupación Menor’.

Pero el comercio de vida silvestre no solo afecta a las especies comercializadas, destacan sus autores, ya que los ingresos generados por la captura y el comercio parecen ser capaces de reducir la caza de otras especies. El informe dio ejemplos de programas de cría de cocodrilos establecidos en Tana, Kenia y Zimbabue, que tenían como principales objetivos el generar incentivos para la conservación de cocodrilos y proporcionar medios de vida a los locales, y que contaron con el efecto adicional de disminuir la presión de la caza furtiva sobre otras especies.

Del mismo modo, se informa de dos tipos clave de impacto positivo sobre el hábitat; el mantenimiento de su estado natural y la restauración de los que habían sido deteriorados. Ambos incentivados por el comercio legal de especies que viven en esos hábitats.

Si el comercio sostenible y legal de vida silvestre puede contribuir a la conservación de las especies silvestres y sus hábitats, a los medios de subsistencia de las comunidades rurales y a las economías nacionales, el opuesto (el ilegal), supone todo lo contrario. Por ende, el informe hace especial hincapié en la necesidad de incentivar un comercio legal que a su vez facilite el cumplimiento de las regulaciones CITES.