La historia de cómo las mantis y los insectos en general, me despertaron un profundo interés es un tanto graciosa. Todo empezó cuando era niño, con apenas dos años. Siempre he sido un tanto inquieto y mi madre en ese entonces, pobre, ya no sabía qué más hacer para calmarme. Un día decidió coger una hormiga que correteaba por la encimera de la cocina y la puso en la trona donde yo estaba sentado, para ver si dejaba de llorar. Sorprendentemente, lo que no conseguía el chupete lo consiguió la hormiga. Y desde entonces, ella lo repetía con cualquier pequeño insecto que entrase por la ventana de casa. A partir de ahí, mi fascinación por los invertebrados no hizo más que crecer y por ello, hoy, mi misión es contagiarla a los demás y arrojar algo de luz sobre este grupo de animales tan incomprendido por muchos.
Mi pasión por los invertebrados, me llevó a mantener en la infancia y adolescencia algún que otro “bichillo” curioso que encontraba por el campo. Y también, a leer y coleccionar toda la bibliografía que les diese importancia (hoy mis estanterías cuentan con cientos de títulos). Pero la cría de mantis y otros invertebrados no empezó a ser algo serio hasta hace unos 4 años, cuando descubrí a través de las redes sociales la existencia de una afición llamada terrariofilia, que también acogía a una gran comunidad de aficionados a los insectos. Aquello, me impulsó a poner en práctica todos los conocimientos adquiridos y me permitió disfrutar y aprender como nunca antes lo había hecho.
Yo estoy convencido de que para preservar la naturaleza no basta con estudiarla a través de libros. Hay que vivirla en primera persona para poder comprenderla. El contacto directo con estos insectos me ha hecho ser una persona mucho más sensible, más atenta a los detalles y mucho más cuidadosa con el medio natural. Por ello, considero que la tenencia y la cría en cautividad de invertebrados no ha sido tan solo una afición, sino un camino más para aprender amar y a conservar la naturaleza.

Especies destacadas
Las peculiares morfologías que presentan las distintas especies de mantis, sus adaptaciones al hábitat, la forma casi humana en la que mueven sus cabezas y el carisma que presentan tanto a la hora de defenderse como a la hora de cazar (entre otras particularidades), han conseguido que este orden de insectos sea el protagonista de mi trayectoria en el hobby. Y su cría en cautividad, me ha permitido comprender de manera más profunda a estos seres vivos (que son mucho más complejos de lo que muchos creen) y, también, identificar el “carácter” de todos los ejemplares que he mantenido en mis instalaciones.
En base a mis vivencias personales, a continuación mencionare y describiré algunas de las especies que más he disfrutado en mis terrarios y que siguen asombrándome como el primer día.
Idolomantis diabolica – mantis flor del diablo
Por su gran tamaño (a menudo las hembras adultas sobrepasan los 12 cm), formas y colorido esta especie es una de las más codiciadas por los terrariófilos. Pero su mantenimiento no es sencillo, ya que sus requerimientos (relacionados con la alimentación y la climatología) son difíciles de satisfacer, especialmente para los aficionados nóveles.

Son insectos que se alimentan exclusivamente de presas voladoras, principalmente de moscas y mariposas. Para su óptimo mantenimiento en cautividad es necesario replicar con mucha precisión una estación seca, acompañada de altas temperaturas (en torno a los 30 – 35 C), estación que coincidirá con la etapa juvenil del insecto, y otra lluviosa, cuando éstos se hacen adultos. Si no hay un aumento brusco de la humedad relativa (de hasta un 80% o superior) los ejemplares no se aparearán.
Hymenopus coronatus – mantis orquídea
Su increíble mimetismo tiene una doble función y la convierte en un depredador formidable. Su apariencia similar a la de una flor, consigue que pase desapercibida para sus depredadores (pájaros o reptiles) y también atrae a presas voladoras como mariposas, moscas e incluso abejas y avispas (mimetismo agresivo).

Es también una de las especies más apreciadas por los aficionados, y es posible mantenerlas exitosamente en cautividad si uno dispone de experiencia previa con otras mantis y es capaz de satisfacer por completo sus requerimientos. Al ser una especie que se encuentra en todo el sureste Asiático (de clima tropical), los parámetros de temperatura y humedad deben ser constantes a lo largo de su vida. Siendo ideal un rango de temperaturas de entre 24 – 28 C, y una humedad constante de mínimo un 80%. Del mismo modo, debemos ofrecerles presas voladoras como moscas, mariposas y polillas, una dieta que la convierte en una especie un tanto exigente.
Caliris elegans – mantis “paraguas” de Malasia
Ciertamente parece un insecto salido de un cuento de hadas. La combinación de colores inusuales como el turquesa y el rosa, hacen de esta especie una de mis favoritas por razones obvias. Es de un tamaño pequeño – mediano (sobre los 5 cm las hembras), que compensan con un atractivo colorido y una alta agresividad.
Esta especie habita en las selvas tropicales de Malasia, Sumatra y Borneo y, a su vez, destaca por acechar a sus presas en el envés de grandes hojas de plantas; como las del género Alocasia. Para su captura, se guían por la sombra que el insecto hace sobre la hoja, y con una velocidad espeluznante pasan de la parte posterior a la parte anterior de la hoja.

Cabe destacar que es una especie muy poco común en el hobby, que tan solo recomiendo a aficionados muy avanzados por diversas razones. Las ninfas recién nacidas (L1) son tan pequeñas y delgadas como un mosquito, e incluso rehúyen a las moscas de la fruta. Éstas requieren nebulización periódica durante al menos 2 estadios, ya que beben mucha agua y se deshidratan fácilmente.
Además, son muy quisquillosas con la comida en todos los estadios, se asustan fácilmente con las presas y corren frenéticamente en todas direcciones si algo las asusta.
Aparearlas ha sido probablemente la hazaña más difícil de lograr para mí. Los machos se asustan con mucha facilidad y las hembras son extremadamente agresivas con ellos, incluso cuando están bien alimentadas y liberando feromonas. Logré cópulas pero con un alto índice de canibalismo.
Deroplatys truncata – mantis hoja seca de Malasia
Una mantis que presenta un camuflaje espectacular. Su pronoto (tórax) extendido en forma de hoja y las terminaciones de sus alas que imitan la nervadura de las hojas, son realmente una proeza de la evolución. Su postura defensiva en la que luce colores estridentes bajo las alas, que contrastan con su camuflaje críptico es algo digno de ver.
Esta especie habita en las selvas de Malasia, en las ramas más cercanas al suelo donde hay más hojas muertas. Los ejemplares son resistentes, y toleran un rango de temperaturas de entre 22 C y 30 C, y una humedad relativa de entre el 60% y el 90%.

Tanto en su habitat natural como en cautividad, se alimentan de presas mucho más corpulentas que las especies anteriores, tales como grillos y cucarachas. Es una especie que recomiendo a los principiantes que a posteriori quieran iniciarse con otras más exigentes, ya que son resistentes y “perdonan” al aficionado algún leve fallo en su cuidado.
Astyliasula phyllopus – mantis boxeadora de Malasia
Se trata de una Especie carismática que no destaca por su tamaño y colorido, sino por un peculiar comportamiento. Ésta se comunica con sus congéneres a través de movimientos circulares que realizan con sus patas delanteras (las raptoras); de ahí su nombre de mantis boxeadora.
Un comportamiento clave durante el apareamiento, dado que los machos dejan claras sus “intenciones” y advierten de que no son una amenaza para las hembras (y viceversa).
Es una pequeña especie que ronda los 4 cm (talla de las hembras), pero al ser corpulentas y fuertes consiguen dominar presas incluso de su propio tamaño lo que facilita su alimentación en cautividad.
Para su mantenimiento (recomendado para aficionados intermedios), deberemos aportarles temperaturas comprendidas entre los 24 – 28C y una humedad no inferior al 60%, tampoco debería superar el 80% para así evitar infecciones en el aparato digestivo de nuestras mantis.