Desde que tengo uso de razón, incluso desde antes (por lo que me decían mis padres), soy un apasionado de los animales, de todos sin excepción, y les he dedicado toda mi vida. He sacrificado mucho por ellos, he perdido amigos, parejas y mi tiempo de vida; son mi pasión incondicional. Cuido a mis animales lo mejor que puedo y cada día trato de aprender más y más para tenerlos en las mejores condiciones posibles.

Ayer fue un día difícil para muchos, pero hoy me levanto con más ganas y con más fuerza que nunca, y seguiré luchando en contra de esta ley animalista que no habla de bienestar animal. No veo en ella ningún artículo que especifique cuidados, medidas mínimas para sus habitáculos y tampoco condiciones ideales para su bienestar, que a mi entender es lo que debería de abordar una ley de bienestar animal. Si así fuese la apoyaría rotundamente, porque entonces sí saldrían ganando los animales.
Pero no, esta ley no habla de nada de eso, ya que es una ley redactada por personas que ni entienden, ni saben, ni quieren comprenden el sacrificio diario que hacemos los que de verdad amamos a los animales. Una ley redactada de manera partidista y populista, pues solo con el nombre (¿quién podría estar en contra de ella?) ya nos mienten y engañan desde el comienzo.
Quiero dar un mensaje de apoyo a todos los compañeros que en estos momentos se encuentran abatidos, derrumbados y sin saber que va a pasar y que hacer. Esto no ha terminado señores, vamos a seguir luchando todos juntos, vamos a ir a Europa e iniciar trámites legales contra este atropello. Mientras tanto, yo no voy a cambiar ni un ápice de lo que hago; seguiré teniendo mis animales, compraré algunos más, seguiré criando y divulgando sobre este maravilloso mundo.
De aquí a que la ley entre en vigor pasarán muchos meses y otros tantos hasta que salga el supuesto listado positivo. Tenemos una primera cita en mayo, para hacer saber a este gobierno que no olvidamos. Y os tengo que confesar que siempre he sido de izquierdas, pero me siento engañado y muy defraudado. El problema es que en este país se vota a los partidos políticos como si de equipos de fútbol se tratase, él que ha sido toda su vida de un bando le cuesta cambiar, aunque en ocasiones vaya en contra de sus propios intereses, pero eso se acabó.
Se les llena la boca con la legitimidad que dicen que les da el pueblo, pero ¿qué legitimidad es esa cuando hacen todo lo contrario a lo que nos dijeron que iban a hacer?, en ese momento pierden toda credibilidad y dejan de representarme. Todos, sin excepción, mienten, y una vez en el poder hacen lo que quieren. Así que la única manera que tenemos de castigarles, o de demostrar nuestro descontento, es cambiar el voto cada 4 años con la única esperanza de que así nos engañen lo menos posible.
¡Mucha fuerza y ánimo a todos!
