Tras la lectura de nuestros anteriores artículos puede que algunos de vosotros hayáis valorado positivamente la posibilidad de adentraros en el fascinante mundo de los terrarios y vivarios. Pero antes de que suceda queremos que lo conozcáis con más detalle y mostraros su significado, sus requisitos, su historia y, como no, a algunos de sus protagonistas. La terrariofilia no es una afición pasajera, sino que requiere de conocimiento, habilidades y de un compromiso de larga duración. Por ello, queremos aportaros argumentos de utilidad para vuestra futura y exitosa tenencia en cautividad de reptiles, anfibios y artrópodos.

Significado

La terrariofilia, no es sinónimo de coleccionismo, esnobismo, “mascotismo” de fauna exótica o tráfico ilegal de especies. Sus aficionados no pretendemos almacenar animales como si de llaveros se tratase, ni destacar por disponer de unos animales concretos y muchos menos que nuestra fauna nos muestre afecto o nos traiga las zapatillas. Y tampoco nos nutrimos de un mercado ilícito de especies, sino de uno legal (liderado por comercios especializados), que satisface los requisitos sanitarios y de bienestar animal exigidos por las distintas administraciones.

La terrariofilia es una eficaz herramienta didáctica

Por el contrario, la terrariofilia sí es comprender la biología de reptiles, anfibios y artrópodos mediante su observación en espacios estudiados y enriquecidos. Observar, conocer y compartir el conocimiento adquirido son los pilares de nuestra afición. Y éstos han servido durante décadas para fomentar la cría en cautividad de especies, para contrarrestar falsas creencias del pasado e incluso para reforzar proyectos de conservación ex situ de especies.

Requisitos

En la actualidad la puerta de entrada a la terrariofilia es enorme. Existen comercios especializados, bibliografía, ferias nacionales e internacionales, foros virtuales, centros veterinarios y asociaciones. Pese a ello, uno tiene que ser consciente de sus aptitudes y limitaciones y conocer las responsabilidades que conlleva el óptimo mantenimiento en cautividad de reptiles, anfibios y artrópodos antes de querer adentrarse en él.

Nuestra afición no debe dejar nada al azar y siempre ha de partir de un minucioso estudio previo en el que se debe recopilar y contrastar toda información relacionada con la historia natural de las especies que deseemos mantener. Este proceso de formación será continuo, reciclarse es un deber terrariófilo, y nos permitirá satisfacer por completo las necesidades de nuestros  animales y evitar las fatales consecuencias de un mantenimiento erróneo.

La literatura y los profesionales del sector son grandes activos de la terrariofilia y deben ser tenidos en cuenta por cualquier aficionado al mantenimiento en cautividad de reptiles, anfibios y artrópodos.

Si la documentación previa es un factor clave en el éxito de cualquier terrariófilo, también lo es la elección del animal o animales que se quieran mantener en terrarios y vivarios. Decantarse por reptiles, anfibios y artrópodos nacidos en cautividad es en el presente una prioridad tanto para aficionados nóveles como para los más experimentados (salvo en contadas ocasiones), para así salvar inadaptaciones y evitar innecesarias extracciones de fauna del medio natural.

Del mismo modo, se deben considerar las necesidades de espacio de unas u otras especies. La finalidad de cualquier terrariófilo es poder admirar el comportamiento de sus especies cautivas, y para que así sea debemos aportarles unas instalaciones óptimas, que les permitan llevar a cabo sus formas innatas de comportamiento. No es terrariofilia alojar a una iguana de más de un metro de longitud en un diminuto terrario en el que apenas pueda moverse.

Asumir nuestro grado de conocimiento, el nivel de nuestra técnica y el tiempo que estaremos dispuestos a dedicar a nuestros animales serán también elementos influyentes en nuestra toma de decisiones. Cabe destacar que los animales “fáciles” de mantener en cautividad disponen de comportamientos tan interesantes como los de otras especies cuyo mantenimiento es más costoso. Además, no por disponer del animal más exigente o “exclusivo” seremos más o mejores terrariófilos. Un verdadero aficionado jamás debería confundir valor con precio.

Para reproducir con éxito los micro hábitats de las especies escogidas, en los comercios especializados podremos encontrar un sinfín de productos. Terrarios verticales y horizontales, (de cristal, PVC, madera o malla) nos permitirán satisfacer las necesidades de espacio. Bombillas, cables, mantas, sistemas de lluvia, termostatos e higrómetros nos ayudarán a adecuar los parámetros de luz, temperatura y humedad. Por último, la amplia oferta alimenticia y los elementos naturales (sustratos, plantas, ramas…) nos servirán para alimentar correctamente a nuestros animales y garantizar su confort y bienestar.

Historia

En la actualidad, cualquier persona que desee adentrarse en la terrariofilia se encontrará con una consolidada infraestructura, con infinitos títulos bibliográficos y con el conocimiento de causa de aficionados y profesionales del sector. También con un gran número de especies de reptiles, anfibios y artrópodos criados en cautividad durante muchas generaciones. Cierto es que la madurez actual de la terrariofilia Española contrasta con lo que algunos de nosotros nos encontramos años atrás.

Pese a que durante las décadas de los 60 y 70 (en países como Alemania y EE.UU) ya se había originado el movimiento terrariófilo, y se criaban con cierta facilidad (fuera de instalaciones zoológicas) distintas especies de reptiles como Eublepharis macularius, Lampropeltis sp, Anolis sp, Pantherophis sp o Epicrates sp entre otras, en España encontrar a la venta cualquier especie de reptil, anfibio o artrópodos no era tarea fácil.

A posteriori, en los años 80, se incrementaron las importaciones de países sudamericanos y africanos y era posible encontrar en buenos números especies como: Iguana iguana, Testudo horsfieldi, Boa contrictor spp, Pyhton molurus bivittatus, Varanus sp, Phelsuma sp entre muchas otras. Pese a ello, muchos tuvimos que esperar a los 90 para ver con mayor frecuencia, y variedad, animales a la venta y también para disponer de bibliografía relacionada y unos mínimos accesorios.

Los noventa sentaron las bases de la terrariofilia española y en ello tuvo mucho que ver la revista especializada Reptilia. Su aparición en el año 1994 fue sin duda la mejor noticia para una afición que por aquel entonces se encontraba a la deriva. Sus contenidos supusieron una sustancial mejora en el mantenimiento en cautividad de los animales de terrario, propició su cría en cautividad, permitió a los aficionados conocer los distintos comercios y veterinarios especializados y también facilitó la interacción entre miembros de nuestro colectivo mediante su sección de clasificados.

Reptilia fue un referente para los terrariófilos

Si los noventa sentaron las bases de la terrariofilia española, la siguiente década, del 2000 en adelante, supuso el boom de nuestra afición y su época dorada. Los títulos bibliográficos relacionados con la terrariofilia, los aficionados y los comercios especializados se multiplicaron, se asentaron las bolsas de compra venta y los foros virtuales y la cría en cautividad en España alcanzó sus máximos históricos.

Cierto es que desde el 2012 en el adelante muchos presuponíamos una continuidad en el crecimiento de nuestra afición. Pese a ello, la crisis económica, la desaparición de la revista Reptilia, el desuso de los foros y un endurecimiento legislativo (que dejó en fuera de juego a especies de origen legal, criadas en cautividad) la ralentizaron.

El presente y el futuro terrariófilo, desgraciadamente, penden de un hilo. La tramitación de una Ley de protección y derechos de los animales podría acabar con la tenencia en cautividad de reptiles, anfibios y artrópodos. Un acontencimiento que supondría un retroceso para una afición con siglos de historia y también para la conservación de especies y hábitats, tal y como indica un reciente informe de CITES (convenio del que nuestro país es parte desde 1986).

Protagonistas

En la actualidad existen infinidad de especies nacidas en cautividad, todas ellas con fascinantes morfologías y extraordinarios comportamientos. Así que se nos antoja imposible el poder mencionarlas a todas en el presente artículo. Pese a ello, sí pretendemos hacer especial hincapié en algunas de las especies que más relevancia han tenido en el desarrollo de nuestra afición y en las que en la actualidad han adquirido un mayor protagonismo.

La terrariofilia no sería lo mismo sin la presencia en los terrarios de especies como Eublepharis macularius, Pogona vitticeps, Pantherophis guttatus, Lampropeltis sp o Pyhton regius. Éstas han estado presentes en la afición española desde sus orígenes y a posteriori han seguido manteniendo intacta su popularidad dada su adaptabilidad, su sencillo e interesante mantenimiento y, como no, por las particulares coloraciones que se han conseguido mediante su cría selectiva. Cierto es que esta cría selectiva puede haber desvirtuado parte de las motivaciones de algunos terrariófilos, pese a ello, no cabe duda de que ésta ha fomentado la cría en cautividad, ha ampliado las bases de la afición y ha disuadido en gran medida la compra de animales capturados.

E. macularius, especie emblema de la terrariofilia

Especies como Dendrobates auratus o Mantella aurantiaca también fueron «pioneras» en nuestros vivarios. La escasa oferta de anfibios en las décadas de los 80 y 90 contrasta con la amplia variedad del presente. El actual protagonismo de las ranas dardo es indiscutible y pocos no sabrían identificar a Dendrobates tinctorius azureus o a Phyllobates terribilis. Sus llamativas coloraciones y fascinantes comportamientos no dejan a nadie indiferente, así como tampoco la similitud de sus vivarios con bosques lluviosos tropicales.

Del mismo modo, el escorpión Pandinus imperator o las diferentes especies de tarántula que conforman el género Brachypelma también han estado presentes en terrarios durante décadas. Presencia que ha sido fundamental para el creciente interés por estos fascinantes artrópodos.

Los errores del pasado han servido a la terrariofilia moderna para centrarse en especies de menor tamaño, por ello, la popularidad de los geckos diurnos ha crecido a pasos agigantados durante estos últimos años. Popularidad que recae en mayor medida en las especies de los géneros Phelsuma y Lygodactylus por su dinámico comportamiento y sus llamativas coloraciones.

Cierto es que muchos aficionados avanzados sí optan por especies de mayor envergadura. Varánidos, iguánidos, y boidos siguen presentes en nuestra afición y cuentan con un buen número de adeptos, pese a ello muchos son los que prefieren las localidades o especies que presentan un menor tamaño.

Conclusión

La terrariofilia no es una afición apta para todos los públicos ya que requiere de compromiso, conocimiento, técnica y responsabilidad. Sin lo anterior, las consecuencias para nuestros estimados reptiles, anfibios y artrópodos podrían ser fatales. Queremos que otros disfruten tanto como nosotros de la terrariofilia pero siempre con responsabilidad; cumpliendo sus requisitos y respetando su finalidad.