La reciente aprobación de ley de bienestar animal nos ha quitado las ganas de seguir compartiendo experiencias, y conseguir contenidos relacionados con el mantenimiento en cautividad de reptiles y anfibios es ahora una utopía. Desgraciadamente el estado de ánimo de nuestro colectivo no cambiará a corto plazo, salvo que haya un giro de guion inesperado, así que Terrario tecnia, muy a mi pesar, llega hoy a su fin.
Como responsable de esta revista digital, no estoy molesto por el escaso interés de muchos en querer participar en esta iniciativa terrariófila. El contexto es tan desfavorable, y la campaña de acoso y derribo que sufre nuestra afición tan evidente, que entiendo y comparto vuestros miedos y también que queráis pasar desapercibidos, es más, esto último yo también lo deseo. Ahora, más que nunca, uno tiene ganas de centrarse en sus animales y de disfrutar de ellos al máximo, haciendo el menor ruido posible.
Terrario tecnia no ha tenido la esperanza de vida deseada, pero a mi me ha sido de gran utilidad y ojalá que también lo haya sido para vosotros, sus lectores. Iniciaba este proyecto creyendo que los terrariófilos eran responsables, que conocían como pocos la historia natural de sus especies cautivas y que les aportaban espacios óptimos, en consonancia con su biología. Y hoy, tras conocer las vivencias de un gran número de aficionados y profesionales, esas creencias se han convertido en certezas. Estoy plenamente convencido de que si lo “nuestro” no tuviese como protagonistas a reptiles y anfibios seríamos considerados un ejemplo a seguir.



El fin de esta revista digital es también el cierre de una de las etapas más bonitas y apasionantes de mi trayectoria terrariofilia. Una etapa de la que también forman parte; el documental Rectilia, el comercio especializado Terribilis.net y el podcast “Al otro lado de la escama”. Así que aprovecho estas últimas líneas para daros las gracias a todos los que habéis participado, apoyado y disfrutado de estas aventuras terrariófilas y, como no, a los que os estáis dejando la piel para que nuestro colectivo tenga un futuro esperanzador.
Hasta siempre.